miércoles, 18 de septiembre de 2013

Zaragoza

Le robaron las gafas al busto de Zaragoza
que custodia la entrada de la Junta Auxiliar

Ahora mira al horizonte
sin ver la ciudad salvaje,
mucho más abajo
que los altos fuertes
de batallas viejas

Su calzada, en la capital del país
fallece bajo el agua que no para de caer
de cielos que señalan la ciudad
como el lugar de la inexorable perdición
por viaductos que desorientan
y calles que aspiran al deseo
y quedan lejos del borde reluciente
del sueño

-laberintos risueños que expulsan gente
que siempre volverá-

Zaragoza ya no ve
ya no vigila desde los billetes de quinientos
aunque en metal, estoico,
siga sentado en su caballo
La verdad, no importa demasiado


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