sábado, 19 de octubre de 2013

Agua tranquila

Para aliviar mis manos de la lluvia fría
besaría tu silencio espeso
y tocaría tu lengua
más punzante que el dolor de las falanges.

Este otoño llueve en las aceras
y derrama hojas donde escribo
la humedad que recorre arboles
y el aroma del durazno
en un beso imaginario.

El viento se desliza y azota
faldas, soledades, deseos. Dolor.
Pero se vuelve tibio
en
los trozos desiguales de tu cabello.

Voy extrañando el sol y tu sombra.
Una voz. Calma. Baja.
Y el tono entre los dedos.
Colores de agua tranquila.
para un abrazo que ensayo.

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